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Ángela Requejo Fernández

Docente de matemáticas

Buen humor
Confianza
Trabajo en equipo
Creatividad
Educación
Ángela Requejo Fernández
35 años
Permiso de conducir
Status profesional
Disponible en breve
Abierto a oportunidades
CV creado en DoYouBuzz
Conversaciones atropelladas con uno mismo conversacionesatropelladasconunomismo.blogspot.com
Colorín colorado, este cuento...
31 dic. 2014
Podría ser este día como el final de un cuento, el final de un año lleno de historias de hadas, de caballeros y de dragones. Un año tremenda y a la vez sorprendentemente raro.

En un año puedes pasar de ser el bueno al malo del cuento, de ser el mago o el que pide descubrir el truco, de ser el torpe caballero o el príncipe valiente, de ser la reina benevolente o la reina de corazones, la princesa rescatada de las zarpas del dragón o la que regresa por su propio pie, el Principito que necesita respuesta para todo o el zorro que no alcanza a entenderlo; todo eso y más, y viceversa...


A pesar de lo malo, este año tuvo todo lo bueno. Encontré que todavía queda en las relaciones lo más sincero, lo más puro, lo más de verdad. Que por raro que algo parezca, si se tiene eso, permanecerá por un tiempo aunque sea indefinible. 

Lo mejor son los momentos, los instantes. Los recuerdos que se quedan en tu memoria por largo tiempo, que penetran en ti de tal manera que se convierten en indestructibles momentos de felicidad. Miradas, sonrisas, gestos de complicidad, saltar, reir, bailar, abrazarse...todo eso que sólo puede ser con alguien, sin duda, especial. Eso es algo que tendremos siempre.

Otras cosas sin embargo, se irán. No sin dejarnos marca, sin que dejemos de aprender. Como si cada persona fuera un color, pinta en cada uno de nosotros su canción, nos deja su brillo, su color, su definición. Algunos colores se rompen, otros no pintan ya, y otros simplemente se terminan para no pintar más. Pero cualquiera de ellos pintó algo, estaban en nuestro estuche y por eso se acabaron. Pero su marca en la mayoría de los casos no se borrará.


Gracias a todos los colores de mi vida este año, a los que siguen pintando su esencia en mí, a los que alguna vez lo hicieron y a los que no borraré aunque se hayan acabado. 

Y porque espero llegar pintando historias con ellos, cuentos de hadas y dragones, de niños valientes, 
de escaleras que llevan al cielo, de estrellas especiales, de soles amarillos...que nunca se terminen.

"Brilla.
Sal ahí afuera y brilla.
Dispones de una sola vida para hacerlo.
Un solo intento.
Sólo hay dos tipos de personas: los que lloran y los que fabrican pañuelos.
Así que brilla. Sal sin miedo.
Mañana es tarde, mañana vete tú a saber.
Mañana lo único brillante será nuestra calva.
Y algunos ni eso.
El día es hoy.
A qué esperas. Echa mano de tu buena estrella.
Ilumina, irradia, comparte ahora lo que tengas de energía, de calor.
Lo están esperando los demás, la vida te lo pide a gritos.
Y si lo prefieres, te lo grito yo.
Que les den a los que prefieran las sombras.
Y claro que habrá nubes que te quieran tapar.
pero tú brilla, pasa de ellas.
Porque si no brillas ahora, puede que pases toda tu vida arrepintiéndote.
Porque si no brillas ahora, puede que nunca la vivas."


Ojos que no ven aunque el corazón sienta...
23 nov. 2014
Últimamente caí en la cuenta de que tal vez una roca en un camino no se pueda quitar. Por mucho que intentes tirarla abajo, puede no moverse si no tienes la fuerza suficiente para hacerlo. Puede que a veces tengas que rodearla porque no te queda otra y no puedes pararte a dedicarle más tiempo. Otras veces, es posible que simplemente por su tamaño, no consigas moverla en un sólo intento. Quizás necesites dejar que caiga por su propio peso después de haberla empujado un par de veces.

Algunos tal vez piensen en coger otro camino alternativo, para evitar encontrarse con la piedra. Si no la ven, no les molesta. O eso puede parecer... Sin embargo, aún cogiendo otro camino, saben que la piedra seguirá obstaculizando aquel camino por el que ya no transitan. Es como evitar ver para no sentir, aunque en el fondo sientas que ahí estará siempre. Puede que sea una forma egoísta e incluso cobarde de verlo, pero no siempre elegimos lo mejor. De ahí que nos equivoquemos y aprendamos de ello. Puede que sea la única forma de aprender que a veces perdemos caminos que podrían habernos traído lo mejor, pero que decidimos abandonar y retroceder por una piedra. Por no intentar apartarla ni romperla en cachitos, o porque tememos que nos vaya a caer encima y no tengamos fuerza para soportar su peso.

Pero existen también los que se quedan, los que a pesar de todo se quedan a observar la piedra para ver cómo la sacan, los que deciden que quieren ir por el camino y no retroceder ante nada. Éstos a su vez también pueden resultar ciertamente tercos e insistentes, como si su único propósito fuera sacar de su camino la piedra. Eso tampoco acaba siendo muy propicio para ellos, su empeño por la piedra puede llevarles a la frustración por no poder moverla ni un milímetro. Entonces es como si su vida dejara de tener sentido, como si el no poder sacar esa piedra les incapacitara para resolver cualquier otra cosa. Convirtiéndolos en seres tristes y confusos, consumidos por su propia frustración. A veces incluso culpan a los demás de haber puesto la piedra, sin caer en la cuenta de que ellos también fueron los artífices de su presencia. Y eso en ocasiones los lleva también a huir como los anteriores, a querer dejar de sentir, tomando otro camino diferente donde ya no vean aquello que tanto daño les hizo.

Sin embargo, no son los únicos que se enfrentarían a la piedra. Siempre quedan los ingeniosos, los que le dan su equilibrada importancia, los pacientes. Esos que esperarían el momento oportuno para que se despertara su ingenio, esos que buscarían la mejor alternativa por muy disparatada y rara pareciera a otros. Esos son los fuertes, los que son capaces de luchar por lo que les importa, los que apartan las piedras de su camino aunque no puedan destruirlas, pero al menos no les impide seguir en él.

Porque aunque a veces no quieras ver, tu corazón no puede dejar de sentir...


"Las farolas son como las personas importantes de tu vida.
Por mucho que las ignores, ellas no se van.
Por inútiles que te parezcan a plena luz del día, ellas no se van.
Por mucho que creas que ya no las necesitas.
Ellas se quedan.
Ahí están. Siempre al lado del camino. Todo lo cerca que se puede estar sin molestar.
Sin buscar protagonismo, sin llamar tu atención.

Se conforman con que tú sepas que están ahí.
Que no se mueven.
Ni se moverán.
Que cuando llegue la noche y las busques y las necesites…
Ellas allí seguirán.
Dispuestas a darte toda su luz.
Y el día en que se apaguen, porque un día se apagarán…
Ojalá haya otras que quieran seguir alumbrándote."
Cierra los ojos y piensa en algo bonito...
19 oct. 2014
Cuando el corazón se dispara como si dentro de él hubiera mil mariposas. Cuando no somos capaces de mantenerlo menos inquieto, más sosegado, como simulando a un niño traste que se suelta de nuestra mano. Cuando la mente intenta ordenarle el alto, pero no le hace caso. Cuando se mueve tanto que no nos deja estar quietos, como si quisiera no detener nuestros pasos ni un segundo.

Nos impulsa a correr, a actuar, a pasar a la acción. Sin embargo, a veces nos cuesta determinar qué quiere decirnos. Sabemos por qué nos "cuestiona" tanto, provocándonos continuamente preguntas. Preguntas que no siempre podemos responder. Es entonces cuando nos quedamos como estáticos por fuera, cuando por dentro no dejan de fluir las dudas, las respuestas, los sentimientos....como miles de fuegos artificiales. Pero no acabamos de encontrar lo adecuado y lo dejamos permanecer dentro. A la vez que nos impulsa a la acción, nos retrae a nuestro interior. Supongo que quiere que sigamos escuchándole, para no marcharnos a lo loco a decidir, o para que no nos volvamos locos decidiendo.

Y en medio del desasosiego, reaparece una vocecita a lo Pepito Grillo como diciendo: "Para, tienes que relajarte, no puedes seguir así." Por más que el corazón se empeñe, al final la razón también tiene su parte. No para frenar al corazón, sino para comprender mejor lo que quiere decirnos. Para no precipitarnos hacia algún vacío, para conocer el límite, para darte cuenta que no siempre llegarás a todos los lugares que quieras, para conocerte y reconocerte, para saber que sólo tú decides lo que vales sin que nadie tenga que decirte si es cierto, para dejar atrás lo que te haga daño.

Porque el corazón es como loco y a la vez tonto, todo se lo cree y todo lo siente. Pero no te preocupes... Ahora no es el momento... Espera... Medítalo... Resiste... Calla...

Cierra los ojos y piensa en algo bonito...








Las cosas que no nos decimos...
14 oct. 2014
Vivir sin complicarnos la vida resulta en la mayor parte de las ocasiones algo inevitable. Ya no sólo porque a veces no nos reconozcamos ni a nosotros mismos, desconociendo lo que nos sucede o qué es eso que sentimos. El problema es que a los demás les suele pasar eso mismo, y cuando el encuentro se produce todo puede pasar. En nuestro encuentro con alguien, normalmente en persona (aunque sin descartar la posibilidad de que nos ocurra incluso tras un teléfono hoy en día), influye en qué situación está cada uno.

A veces un encuentro puede ser predecible, porque conoces a la persona y sus reacciones habituales; sin embargo, creo que siempre se mantiene el "factor sorpresa", aunque lamentablemente no podamos afirmar que por ser sorpresa resulte siempre para bien. Siempre habrá algo que no nos dijo o que no nos comentó, algo que aprender. Si lo supiéramos todo sobre una persona, si nada nos sorprendiera nunca, creo que no tendrían mucho sentido las relaciones.

Compartir es lo que mejor define el encuentro, das algo de ti y el otro te da algo. En ocasiones no lo damos todo y otras veces no nos queda casi ni una gota de lo que tenemos. Nos descubrimos cuando la confianza se asoma o nos escondemos cuando desaparece sin previo aviso. Nos acercamos o alejamos sin saber por qué. No hay una pauta que defina cómo será, qué pasará la próxima vez. Supongo que ahí está el truco, en un cierto misterio que da paso a que se manifieste lo improvisado.


Sin embargo, el encuentro puede venir determinado por todas esas cosas que no nos decimos, la verdad que ocultamos a quienes nos enfrentamos. Esa verdad oculta que se convierte en mentira, que rompe relaciones o las daña. Ese silencio incierto que rompe mil esquemas. Las palabras que aunque están dentro no salen. El orgullo que envuelve el desencuentro y lo prolonga, como si no pudiera pararse el tren que llega puntual y arreglado a la cita.  Los miedos disfrazados de baobabs que irrumpen en el camino con sus raíces, para que no cometas de nuevo el error de confiar en alguien, para que al fin y al cabo lo cometas por miedo y dejes de dar lo mejor de ti. La falsa superioridad que determina como norma el "no arrastrarse o rebajarse", como si luchar por algo que te importa resultara más indigno que esperar que sea otro quien esté mirando siempre donde pisas.

Verdades o mentiras que duelen, pero que a pesar de todo, son necesarias. Todo resulta menos claro si lo dejamos guardado en un rincón oscuro. Se cubre cada vez de más polvo y oscuridad si no le permitimos salir a la luz. Porque a lo mejor las cosas que llevamos dentro y no decimos, se teñirían de claridad y podrían dejar libre el rincón oscuro que le permitimos ocupar...


"Supongo que es una forma como otra cualquiera de decirte que me importas más de lo que jamás seré capaz de aceptar.
Pero todo eso que conste que sólo lo supongo. 
Ahora ya podemos seguir, que hay que disimular.”
(Risto Mejide)

El indefinible lugar que ocupo...
27 sept. 2014
Siempre fui de las que decía no querer clasificar las relaciones , no definir cuál es el más amigo y el menos, a quién quiero tanto y a quién casi no quiero. Me resultaba como robótico querer determinarlo todo.

Sin embargo, me surge una cierta hipocresía al decir esto, dado que tal vez nunca las defino como tal, pero normalmente sí suelo tener claro lo que es para mí cada persona. No siempre con exactitud, porque las cosas que surgen de nuestro corazón no son blancas o negras, ni totalmente definibles, ni quedan a veces claras en todo su contexto, ni siquiera para nosotros mismos. Porque si lo esencial es invisible a los ojos, tampoco se puede querer a nadie con la cabeza, sino con nuestro a veces complicado corazón.

De todas formas, en lo que se refiere a los demás, suele resultar todo aún más complicado. Depende no sólo de lo que cada uno siente y quiera expresar, también de lo que la otra persona siente por ti, de cómo se relaciona contigo, de cómo te demuestra eso que siente. Y creo que ahí es donde nos complicamos. Me refiero a que lo que sentimos o dejamos de sentir por alguien no podemos controlarlo, pero no siempre tenemos por qué ser correspondidos. E incluso a veces siéndolo seguimos sin conformarnos, como si quisiéramos poner nuestros corazones en una balanza para poder equilibrarlo todo. Cada uno demuestra y dice las cosas, si las dice, a su manera, considerándola probablemente como la más adecuada. Pero a nuestro inconformismo no siempre eso le vale.


Puede que simplemente no es que no seamos correspondidos, sino que no recibimos en cierto modo la respuesta que nos gustaría. Puede que no sepamos nunca el lugar que ocupamos en la vida de una persona. Puede que en definitiva lo importante sea ocupar un lugar a veces indefinible, en el corazón de alguien. Puede que simplemente haya que estar o seguir permaneciendo en ese lugar, sin importar que cuando tú vayas a veces esté vacío. Porque tal vez poder "estar" y ocupar al menos ese lugar es lo que, en definitiva, queremos. Aunque no sepa definir cuál es ese lugar que ocupo...


"Quédate con las nubes..."
15 sept. 2014
Llega ya la vuelta al cole y septiembre va poniendo fin al verano. Parece como el momento del repaso, del recuerdo de lo vivido, como si lo fuésemos a meter todo en un cajón bien guardado como el más preciado de los tesoros. Es el momento en que lo malo pasado se ve como más borroso, como si lo bueno lo nublara con su magia. 

A veces el verano resulta como un poco loco, no hay apenas horarios ni reglas, es algo así como vivir en una especie de mundo sin reglas. No es relevante el ir a un sitio u otro, lo que importa es quién te acompaña donde quiera que vayas. Para pasar las horas "muertas", para ir a ningún sitio, para quedarte sentado, para hablar de nada y para hablar de todo, para compartir un helado, para moverte, para saltar y bailar a tu lado. 

El verano también puede ser como un punto de inflexión, una especie de etapa de transición para mejorarte, para aprender, para proponerte. Para que llegado el nuevo curso tengas las pilas cargadas, que tengas ganas de comerte el mundo. Porque puede ser el cambio de lo bueno a lo que será mejor. Con septiembre llegan cosas nuevas, unas nos gustarán más y otras menos, lo interesante es ir probando. Lo que ya tienes seguirá también ahí si lo conservas, y lo que no quieras conservar lo irás dejando atrás, pero tú siempre irás hacia delante. 

También es posible que aparezcan baobabs en tu camino, pero lo bueno será capaz de arrancar esos miedos, porque la magia de lo bueno es infinita y poderosa si sabemos utilizarla. Entonces podrán volver a crecer las flores. Y si alguna se deshoja de tristeza, ahí están las nubes para devolverle la esperanza de vivir. 

Las nubes me enseñan que hay que ser feliz porque sí, aunque no vean el sol siguen adelante con sus pomposas formas. A veces se hacen las invisibles para que nadie las vea, pero cuando juntan sus fuerzas inundan el cielo con su belleza. Y aunque en ocasiones luzcan algo grises, sé paciente, tan sólo esperan vaciar su carga para ir más ligeras y deslumbrar de nuevo con su blancura. 

Cuando no veas el camino a causa de los baobabs o cuando sientas que el otoño invade tus flores, quédate con las nubes...




Disfrutar de la incertidumbre...
28 ago. 2014
Preocuparse, intentar tener las cosas bajo control, pensar en lo que pasará... Gran parte de nuestro tiempo de vida lo pasamos en cosas como éstas, a veces nos complicamos más la vida con lo sencilla que resultaría si la dejásemos fluir a su gusto. Todo esto por supuesto, no lo hacemos para no ser felices, no no, eso es precisamente lo que queremos ser y para lo que al fin y al cabo vivimos. Sin embargo, deseamos "controlar" nuestra felicidad, pensamos en que sí y que no nos puede hacer felices, como si a veces lo supieramos todo.


Entonces, no damos la oportunidad a lo nuevo, a lo inesperado, a lo incierto y desconocido. Algo que se desconoce, puede conocerse, sólo hay que estar dispuesto. Pero desconfiamos de lo desconocido, es como si resultara malo de por sí, como algo que no está bien conocer y que es mejor que no cojamos y dejemos ahí. Supongo que a veces eso nos viene de lo mítico que te dicen tus padres acerca de los desconocidos, gente "mala" y que te hará daño si te acercas lo más mínimo.
Somos como un poco "principitos" viviendo en nuestro planeta con la misma flor, pensando que nada podrá ser tan bueno como ella...

Pero a veces sin esperarlo, descubres que la incertidumbre te ofrece algo que la preocupación no te dará nunca: la libertad para abrirte a lo desconocido. La incertidumbre, lo inesperado, lo desconocido, generan como un factor sorpresa, no esperas su aparición, simplemente llega, es improvisado. Me gusta lo improvisado. Te da la libertad de no pensar qué será lo siguiente que pasará, es dejarse llevar por los acontecimientos, por el momento. Es un "carpe diem". Algunos pequeños placeres salen de lo improvisado, lo planeado suele estar demasiado determinado y puede no ofrecernos el mismo sentimiento. No predecir que será lo siguiente te da la libertad para sorprenderte.

Porque a veces cuando descubres lo desconocido, se convierte en lo que más deseaste conocer...

Puedes respirar más de mil veces al día y quedarte sin aliento en tan sólo un instante.
Estar rodeado de muchas cosas y ser feliz con tener solamente una.
Tener un día de perros capaz de cambiar con una sonrisa regalada.
Puedes tenerlo todo sin que nada te pertenezca.
La "mala" costumbre...
20 ago. 2014
Mítica frase de madre: "¡Pero recoge la habitación! ¡Qué costumbre tienes de dejarlo todo por ahí tirado!"
Tener por costumbre hacer una cosa no suele indicar que esté bien hecha sólo porque la hagamos siempre así. Muchas veces nos acostumbramos a hacerlas de cierta manera, bien porque a lo mejor es más fácil así o por pereza, o porque simplemente tal vez no sabes de otra forma o nadie te dijo cómo hacerlo.

Sin embargo, no quería referirme en este caso a esas cosas que hacemos por costumbre, sino a aquellas a las que nos acostumbramos. Situaciones, momentos...no cosas rutinarias que realizamos todos los días. De hecho, suelen ser todo lo contrario, no "acostumbran" a pasarnos siempre y cuando sucede, nos queda grabado en el recuerdo. Por eso nos acostumbramos, queremos más. Hablo de vivir algo antes no vivido, de compartir momentos antes no compartidos, momentos que ojalá fueran siempre eternos. "Acostumbrarnos" a querer que se repitan, a que todos los días sean igual que durante esos momentos vividos. Es quererlo para siempre, no sólo para el recuerdo.

Pero me surge una pregunta... ¿Serían lo mismo esos grandes momentos si no fueran a acabarse nunca?
Sinceramente, creo que tal vez no, que por eso queremos que se repitan, porque quizás en el fondo sabemos que eso no es posible, no de la misma manera que fueron. Serán otros mejores tal vez, pero no los mismos y no igual, puede que tan sólo parecido. De todos modos, pienso que no es cuestión de infravalorar los recuerdos, sino de valorarlos más, porque eso que viviste te llenó y te cambió en parte, porque en esos momentos se vive más plenamente lo que es la felicidad y puede que por eso anhelamos que se repita.

Lo que a veces sucede con esto de "acostumbrarnos" a estar de cierta manera y con ciertas personas, es que podemos llegar a no conformarnos. A complicarnos la vida intentando llegar de nuevo a lo que ya se fue, a lo que ya pasó... Creo que en cierto modo, en ocasiones, nos gustan las cosas imposibles, las que no podemos alcanzar y en las que a veces ponemos todo nuestro empeño. Incluso algunas veces en cosas que no nos convienen del todo o que pueden llegar a ser un problema, por el mero hecho de lo vivido, consideramos que siguen mereciendo la pena.

Porque tenemos la "mala" costumbre de "acostumbrarnos"...
Porque supongo que el ser domesticados como el zorro con su Principito influye...
Pero lo mejor sin duda es haber sido domesticados alguna vez...

"No hay nada perfecto -suspiró el zorro. Pero el zorro volvió a su idea: -Mi vida es monótona. Cazo gallinas, los hombres me cazan. Todas las gallinas se parecen y todos los hombres se parecen. Me aburro, pues, un poco. Pero, si me domesticas, mi vida se llenará de sol. Conoceré un ruido de pasos que será diferente de todos los otros. Los otros pasos me hacen esconder bajo la tierra. El tuyo me llamará fuera de la madriguera, como una música. Y además, ¡mira! ¿Ves allá los campos de trigo?. Yo no como pan. Para mí el trigo es inútil. Los campos de trigo no me recuerdan nada. ¡Es bien triste! Pero tú tienes cabellos color de oro. Cuando me hayas domesticado, ¡será maravilloso! El trigo dorado será un recuerdo de ti. Y amaré el ruido del viento en el trigo… El zorro calló y miró largo tiempo al principito. -
¡Por favor…domestícame! -dijo. -"



Shhh...y Carpe Diem
14 ago. 2014
Hay días en que podemos llegar a hacernos montones de preguntas: ¿esto estará bien o estará mal? ¿funcionará o no? ¿qué gano con todo esto y qué es lo que pierdo? Además, a veces parecen como un torbellino que está en tu cabeza y acabas no sabiendo bien cómo escampará todo eso y volverá a verse la claridad de nuevo.

En ocasiones todas estas preguntas nos generan dudas y sobretodo si no sabemos muy bien qué respuesta dar a cada una de ellas, andamos como "varados" en el mar del sin sentido. Buscamos algo que silencie ese sin sentido. Ese sin sentido que vemos por todas partes, que no acaba de salir de nosotros para irse por fin a otra parte. Ese sin sentido que te ciega y no te deja ver bien las cosas, ni como son en realidad. El que se ancla a ti como un nudo en la garganta y que no sabes cuando se soltará. El que te hace pensar eso de: "¿Para qué voy a hacer nada si todo está mal? ¿Para qué si todo se irá a la mierda otra vez? ¿Para qué si volveré al mismo punto que estoy?

Como suele decirse, nada es permanente ya que todo está en continuo cambio. Puede que sientas ahora que todo está mal, que no puedes sacar nada bueno de todo ese sentimiento. Puede que pienses que te resultará difícil levantarte otra vez, pero lo harás ésta y mil veces más. Porque no volverás nunca al mismo punto, siempre será distinto, porque vamos cambiando y todo cambia con nosotros, pero eso no quiere decir que la nueva situación vaya a ser peor, depende de cómo quieras tú que sea. A pesar de las circunstancias, que puedan no ser favorables, todo va en función de lo que quieras hacer con ellas y cómo quieras afrontarlas. El caso es aprovechar el momento de la mejor manera posible. La suerte es que, en ocasiones, puede que cuando no lo esperes, aparezca una pequeña pizca de sol entre las nubes.


Siempre pensé que el mundo no es una mierda si tú haces lo posible para que tu parte no lo sea. Si la llenas de al menos una pizca de luz, se iluminará. Lo que hacemos es intentar que esa luz sea cada vez más grande, para así iluminar mejor, y para así poder apartar de nosotros las nubes del torbellino. Porque cuando el torbellino se marcha, llega la calma y el momento en que pensarás qué tonto fuiste por no hacer lo posible por llenar esa luz. Y será entonces cuando aprendas que "el agua también puede ser buena para el corazón".

"El día de hoy no se volverá a repetir. Vive intensamente cada instante, lo que no significa alocadamente [...] Para que un día no lamentes haber malgastado egoístamente tu capacidad de amar y dar vida"  (El club de los poetas muertos)

¿Cómo qué? ¿Para qué? Porque puedes, y sé que si quieres te sobran las alas...



Cuando el sol amarillo se pone...
06 ago. 2014
Cada día, el sol amarillo sale y calienta hasta el agua más profunda del mar. Sus rayos lo atraviesan y llenan de mil reflejos cada parte de él. Es una suerte para nosotros que sea "amarillo"...

Porque no siempre está en el mismo sitio, pero sigue siendo la misma estrella que nos iluminó ayer. Porque aunque nos quejamos cuando no calienta, no nos damos cuenta que una vez ese mismo sol hizo crecer una planta. Porque aunque esté lejos, todavía sientes su reflejo. Y cuando no lo puedes ver, puedes seguir teniendo la certeza de que aún está ahí.
No importa el tiempo que pase para continuar recordando aquella memorable puesta de ese sol amarillo. Si vuelves a sentir que está de nuevo cerca, caerás en la cuenta de la importancia de su amarillo color. Porque aunque pueda cambiar de color y "ponerse" de otros, sabrás que ese siempre será su color para ti, porque algún día te iluminó así de esa manera. Asímismo, a veces puede aparentar esquivo entre las nubes, eso quiere decir que tal vez debes dejarle que brille a su gusto.
Y cuando la oscuridad llegue y los reflejos se vayan, no dudes ni tengas miedo, significa que reserva su brillo para otra ocasión, quizás para poder brillar mejor...

Entonces cuando creas que ya nada volverá a brillar como antes, cuando tal vez te deslumbre de nuevo.
Puede que no sea el mismo color amarillo que recordabas, pero lo importante es volver a verlo brillar...
Y si algún día se apaga esa estrella, seguramente lucirá por mucho tiempo como esos "miles de cascabeles que saben reír"...


Es posible que haya más "amarillos" que el sol, que iluminen como la más brillante de las estrellas... Será por eso que se iluminan con el fin de que cada uno pueda encontrar "los suyos"... 

"Encontrarnos en cada nube y estrella; Encontrarnos en cada lágrima y sonrisa; Encontrarnos en cada lugar, pero jamás en el olvido."
Sentir con el corazón, no con la cabeza
22 abr. 2014
Sucede que a veces pretendo "controlarme" con la cabeza, controlar e intentar dominar todo lo que siento. Parece que pensando "correctamente", por decirlo de alguna manera, podré cambiar lo que siento. Es cierto que dominar lo que pienso me puede ayudar, pero primero tal vez deba saber qué es lo que siento y hacerlo lo más mío posible. Ser consciente de eso que tengo dentro de mí...

Por ejemplo, por mucho que piense que "debería" querer a tal o cual persona, bien por su buen trato hacia mí o porque esa persona me quiera, no quiere decir que lo tenga que querer. No depende de que quiera quererle, sino de que sienta que la quiero, sin más.

Creo que lo difícil del asunto, es entender que es eso del "corazón" y cómo podemos sentir con él y que no sea algo de nuestro simple, y también complejo, pensamiento. Sentir con el corazón pienso que es difícil de explicar, pero a la vez algo muy nuestro, algo de todos. Supongo que todos sentimos alguna vez ese cierto "vuelco al corazón" al ver a alguien importante para nosotros o al suceder algo inesperado pero a la vez hermoso, algo que te deja como sin aliento. También cuando estamos a gusto, en un momento especial, podemos sentir como si en nuestro corazón se dibujara una sonrisa, como si estuviera en paz y lleno de alegría. Cuando una canción te hace soñar, cuando una sonrisa de alguien o un abrazo te hace sentir algo maravilloso...Nervios, mariposas en el estómago, ilusión...Todo eso es del corazón.

Sin embargo, en ocasiones nuestro sentir con el corazón no es tan bonito y agradable como nos gustaría... Algunas cosas nos duelen, y no es con la cabeza, ésta nos lo recuerda, pero no es la que nos hace sentirlo. Esto a veces lo olvidamos e intentamos huir de eso que nos duele no pensándolo, como si nuestra mente pudiera controlarlo todo. Pero por mucho que nos empeñemos, eso acabará volviendo a nosotros de alguna manera. Evitando sentir no solucionamos nada, debemos sentir para poder dar nombre a eso que sentimos. Si es dolor, siéntelo y sigue. Si es culpabilidad, siéntela y luego sigue avanzando. Si son lágrimas, siéntelas y se irán transformando en sonrisas. Porque todo necesita ser sentido y a la vez también necesita de tiempo para poder ser gestionado y transformado. Y porque sólo cada uno de nosotros puede sentir y transformarlo a su manera, aunque con alguien que nos acompañe pueda resultar algo más fácil.
"Puedes cerrar tus ojos por algo que no quieras ver. Pero no puedes cerrar tu corazón por algo que no quieres sentir."

Por último, decir eso que tantas veces escuchamos y leímos, que decía el pequeño Principito, "lo esencial es invisible a los ojos, pero no al corazón", porque podemos ver y querer ver las cosas como nos gustaría que fuesen, tratar de manejarlas como quisiéramos; pero sólo podemos sentir con el corazón como son de verdad.
Esta noche no apaguen la luna, déjenla brillar...
14 abr. 2014
"Como el principito se durmiera, lo tomé en mis brazos y volví a ponerme en camino. Estaba emocionado. Me parecía cargar un frágil tesoro. Me parecía también que no había nada más frágil sobre la Tierra. A la luz de la luna, miré su frente pálida, sus ojos cerrados, sus mechones de cabellos que temblaban al viento, y me dije: "Lo que veo, aquí , es sólo una corteza. Lo más importante es invisible..."
Como sus labios entreabiertos esbozaran una sonrisa, me dije aún: "Lo que me emociona tanto en este principito dormido es su fidelidad por una flor, es la imagen de una rosa que resplandece en él como la llama de una lámpara, aún cuando duerme". Y lo sentí más frágil todavía . Es necesario proteger a las lámparas: un golpe de viento puede apagarlas...
Caminando así, descubrí el pozo al nacer el día."

Me encanta el Principito y todo el simbolismo que tiene, porque narra la vida de cada uno de nosotros, hasta las cosas más inexplicables que a veces podemos llegar a sentir. A medida que leo el Principito aprendo más, al igual que según lo que voy viviendo, voy avanzando, aspirando a ser cada vez más otra persona, no diferente sino mejor.

Hace poco aprendí, me di cuenta, de lo importante que puede llegar a ser la lealtad, la fidelidad. No esa que hace estar incondicionalmente sin más, incluso cuando la cosa es irrazonable. No. La fidelidad hacia alguien bajo cualquier situación, por difícil que sea. Ese "estar para alguien" incondicionalmente, como el Principito con su rosa. Alguien que te protege del viento para que no te apagues, aunque le cueste dominarlo. Alguien que sabes que siempre estará, para reirse contigo, para llorar contigo, para abrazarte, para hacerte ver cuando estás ciego... Alguien que, como se suele decir, pondría la mano en el fuego por ti, aún a costa de quemarse...
Alguien incondicional, alguien especial sin duda...

"Quédate con aquella persona que te enseñe a pintar tus días grises con calma y mezclando bien los colores, justo a la medida de tu felicidad"


Hamata por ser así como eres, mincha, por lo que me enseñáis cada día con vuestra fidelidad incondicional, como entre el Principito y la rosa... Buenas noches, cuidate...
En la oscuridad siempre hay algo que verás brillar...
07 abr. 2014
A veces uno puede pensar que todo es oscuro, que no hay nada que en esos momentos te haga ver la "claridad"... Nos ensimismamos en lo que creemos saber, y aunque queramos cambiar las cosas, ahí seguimos mirándonos el ombligo. Tal vez tampoco sabemos cómo ver esa "luz" que ilumine esos momentos oscuros, que a la vez también son como muy nuestros. De esos que sólo nosotros conocemos y queremos incluso ocultar o disimular, porque aparecen cuando estamos solos y ahí es donde se hacen nuestros.

Pero es cuando entonces en medio de esa oscuridad, ves algo brillar... Y por muy pequeña que sea esa luz, brilla, y te ayudará a iluminar tu camino. No sabes cuánto tiempo podrás tenerla ni permanecerá contigo, pero sabes que iluminará al menos esta parte del camino, ya tan sólo porque brilló y la encontraste. 

Puede que no dure eternamente, pero será importante toda tu vida, porque es imposible no recordar que cuando todo se ve oscuro, algo te ayuda a ver donde pisas. Para que no te caigas y para que no te quedes en la oscuridad... Porque te hace ver cuando pareces ciego...Porque "sonreír de mentira es como correr sin moverte del sitio"...


Cumpliría un año menos...
30 mar. 2014
Los cumpleaños son algo así como una caja de sensaciones, como días un poco locos llenos de sentimientos y pensamientos. Puede que a veces nos imaginemos cómo podrá ser el día, pero creo que aunque queramos, nunca acertaremos. Siempre hay algo que sorprende, que nos descoloca en cierto modo, la mayoría de las veces para bien...


Cuando cumplimos años, puede que sin querer, nos da por pensar en todos los años anteriores, cómo fueron, cómo será éste y cómo se resolverán los demás. Repasamos en nuestra cabeza todo aquello que hicimos y nos damos cuenta en qué punto estamos ahora. Al hacerlo, surge en nosotros la respuesta a la gran pregunta..."¿Soy feliz? ¿Soy feliz como estoy ahora y haciendo lo que hago?" Según la respuesta, puede que nos planteemos si debemos cambiar algo o no, para conseguir ser felices. Y lo más importante, si queremos y estamos dispuestos a hacerlo posible. Aunque la respuesta sea positiva, creo que en el fondo sabemos que siempre hay algo que nos gustaría cambiar, por pequeño que sea, y si está en mi mano, pues ¿por qué no hacerlo? Tal vez haciendo algo sea más feliz yo y pueda hacer más felices a los demás. Ya que de poco me servirá intentar ser feliz, si no hago nada porque otros lo sean también. La felicidad de otros puede incluso aumentar y redefinir la nuestra.

En los cumpleaños nos vienen a la cabeza también todas aquellas personas que pasaron por nuestra vida. Unas seguirán estando desde que tenemos memoria, otras que fueron aparecieron más tarde estarán también, y seguramente otras habrán ido quedándose por el camino, bien porque ya no están o porque por circunstancias ya no había motivo de encuentro. Sin embargo, que ya no estén en nuestra vida no quiere decir que se hayan ido de nuestros recuerdos, puesto que formarán siempre parte de ellos, queramos o no. También habrá otras personas que pueden ser digamos "recientes", gente que hace poco que está en tu vida, pero que, aunque no solemos verlo en el presente, seguro que está influyendo en lo que tú eres y en eso que decía sobre ser feliz. Ya que en definitiva, el tema del tiempo es cuestión de cada cuál y de la situación. Hay días que pueden pasar tan rápidos como segundos y segundos que parecen una vida. Eso no importa, lo importante es cómo vivas ese tiempo, no cuánto es, ni si lo gastas o lo pierdes.

Los cumpleaños son, como decía Forrest Gump, como "una caja de sorpresas, nunca sabes cuál te puede tocar". La mayoría de las veces, siempre habrá quien consiga sorprenderte. Es un día además de muchas cosas, que si tirones de orejas, besos, soplar velas, pedir un deseo, algún regalo, algún detalle cariñoso, abrazos...Por eso, los cumpleaños son días para recordarte que debes ser feliz, y sobre todo, que puedes serlo. Y también para no olvidar que a los demás también es importante hacerlos felices, porque eso no te quitará tu felicidad, sino que ésta crecerá.

Recordé tu cumpleaños, y te recordé en el mío...Porque aunque soy feliz, no quiero olvidar que eso también es gracias a ti. Porque "cumpliría un año menos" para regalártelo a ti...Pero te regalaré cada momento que viva por ti. 




Las estrellas son hermosas, por una flor que no se ve...
23 mar. 2014
Escuchar que alguien es especial si te lo dice un amigo suyo es algo como normal, porque piensas: normal, por eso es tu amigo. Algo tendrá de especial para que lo sea, y para que se complemente con lo que tú eres. Sin embargo, es más extraño oír que para mucha gente diferente, alguien fue o es especial. Digo fue porque es común que la gente se dé cuenta cuando esa persona ya no está, aunque otros sí pueden haberlo valorado en su momento.
No hablo de lo mítico de qué buena persona era y eso que se suele decir muchas veces, sino de calificar a alguien como especial, y que esa opinión sea unánime en muchas personas diferentes y que se relacionan de maneras muy diversas con la persona en cuestión.
Ser especial para tantas personas creo que es algo difícil de ver, muy poco frecuente e incluso exclusivo, ya que no destacaría alguien especial si mucha más gente lo fuera. ¿Y qué tendrán de especial esas personas?
Principalmente creo que es porque hacen sentir especiales a los demás. Suelen ser personas que tienen como una cierta percepción para detectar esos sentimientos que muchas veces queremos ocultar o disimular, cosas que a esas personas no les pasan desapercibidas. Y no es sólo que lo noten, sino que son capaces de hacerte sentirte bien simplemente con estar ahí. Puede ser gente cariñosa, o como suelo decir "toxiño", pero sin duda el cariño creo que siempre le da un plus. Por mucho que a una persona le cueste, todo el mundo necesita algún abrazo alguna vez, una acaricia o un beso. Sin eso resultaría muy triste vivir...
Suelen ser personas luchadoras, que no se rinden nunca aunque a veces sea difícil. Y luchan no sólo por ellas, sino que dan su vida a los demás, de ahí que una persona puede ser especial para muchos. Comparten todo lo bueno que viven para ayudar a otros a "saber vivir", no diciéndoles que hagan esto o lo otro, sino viendo en ellos lo que son capaces de dar y de lo que no se dan cuenta, potenciar en ellos y hacerles sacar todo eso que pueden llegar a dar para ser mejores.
Te hacen sentir especial porque formas parte de su vida, y estés cerca o lejos, ocupas un lugar en su corazón. Porque son personas capaces de abrir su corazón y hacer un hueco más para ti si es necesario.
Y lo curioso es que no suelen exigir que ellos ocupen una parte en el tuyo, si es así te lo agradecerán, porque son tiernamente agradecidos con todo, y sino seguirán cuidando esa parte de su corazón en la que tú estás como si fuera su mayor tesoro.
Con esto tampoco hablo de que sean personas alocadas que abren su corazón y quieren a cualquiera que pase por la calle, también ellas tienen sus "especiales", sino que están dispuestas a ofrecer su sonrisa y sus buenos gestos y palabras a todo el que se cruce en su camino. Porque una persona especial siempre tiene una gran sonrisa, a veces es una sonrisa tímida o una sonrisa preocupada o confusa, pero no es que oculten nada bajo la sonrisa, sino que la sonrisa es parte de ellos sea como sea y estén en la situación que estén. Y eso a mi entender es sencillamente precioso...
Os dejo para terminar una canción que habla de esas personas, de esas "hadas" que pululan y que nunca morirán del todo...

Doy gracias por ese "hada" que se cruzó en mi vida y me hizo sentir especial...

"...Cuando por las noches mires al cielo, al pensar que en una de aquellas estrellas estoy yo riendo, será para ti como si todas las estrellas riesen./ Tú sólo tendrás estrellas que saben reir...!!!! / Algunas veces abrirás tu ventana sólo por placer y tus amigos quedarán asombrados de verte reir mirando al cielo. Tú les explicarás: "Las estrellas me hacen reir siempre". Ellos te creerán loco. Y yo te habré jugado una mala pasada. /Ninguna persona mayor podrá llegar a comprender jamás que ésto sea verdaderamente importante! /"

O tal vez era también una flor única... =)

"Feliz" NO cumpleaños...
09 mar. 2014
Hoy me es imposible olvidar que era tu cumpleaños, por eso no podía acabar el día sin recordarlo, recordarte, decirlo al menos.
Estos días miles de recuerdos me invaden, y todos buenos, no hay nada malo que recuerde de ti. Y eso es lo que te convierte en lo que significabas y significarás siempre para mí. No me resulta fácil en cierta manera recordarlo, pero sí que hace que mereciera la pena haberte conocido.
Siempre te consideré una de las personas, sino la que más, que más cambió mi vida. Y eso es algo que te agradeceré eternamente, aunque sé que lo sabías. Creo que fuiste una de las personas que mejor me conocía y puede que la que me dio el impulso para darme a conocer a los demás.
Gracias a ese primer impulso también, estoy ahora aquí, en este momento, con mi vida llena de experiencias que hacen que ahora sea como soy, rodeada de personas que me alegro de conocer y que dan ese "sentido especial" a mi vida parecido al que tú me aportabas.
Gracias porque, como dice una frase, "descubrí mi fe en tu ilusión"...
Porque dicen también que "uno llora a aquéllos gracias a quienes es", y por eso yo prefiero llorar por haberte conocido...
De las cosas que más orgullosa me siento es de haberte elegido como mi madrina de Confirmación, porque sé que siempre serás eso y porque no veía sentido a elegir a cualquier otra persona.
Porque espero que sigas estando orgullosa de mí, como me dijiste, e intentaré que así sea, porque me enseñaste que vivir "para" los demás merece la pena, y porque lo que tú eras es el ejemplo que deseo seguir.
Porque tú sí fuiste "única, auténtica y muy especial" para mí...
Y gracias y mil gracias siempre...


Como dice Rosana en una canción...
"Hay cosas que te escribo en cartas para no decirlas. Hay cosas que escribo en canciones para repetirlas.  Hay cosas que están en mi alma y quedaran contigo cuando me haya ido...
...en todas acabo diciendo cuánto te he querido...
...en todas acabo sabiendo cuánto me has querido..."
Por todas las cartas que te escribí, y las que yo tengo de ti, porque adoraba tu mala letra...
Porque probablemente esta sea la última carta que te escribo...
"Feliz" NO cumpleaños...te querré siempre y siempre seremos uno...

A contracorriente...
24 feb. 2014
Por mucho que a veces nos empeñemos en disimularlo, lo que los demás piensan o dicen sobre nosotros nos importa. La cuestión sería ver el grado en que nos afecta su opinión. Cuando toca tomar alguna decisión, creo que es inevitable que, además de lo que nosotros queremos, nos preocupe lo que los otros quieren o lo que los demás esperan que hagamos.
Digamos que en esa situación cabrían dos opciones: tener en cuenta o no tener en cuenta.
Cuando decidimos incluir en nuestra decisión la opinión de los demás, a veces podemos correr el riesgo de que eso acabe pesando más, y que lo que queremos nosotros quede más de lado. Con lo cual, probablemente acabaríamos haciendo lo que esperan de nosotros, y no lo que deseamos.
En caso de no tenerlo en cuenta, me parece que también podríamos estar tal vez cayendo en otro problema. Aunque dependerá del caso ante el que nos encontremos, es posible que caigamos en una cierta independencia mal entendida. Quiero decir, el no contar (me refiero en absoluto) con las opiniones de los demás, podría estar llevándonos a que sólo nosotros tenemos la razón, y que desechamos todo aquello que los demás opinen sobre el tema porque están equivocados. Y puesto que vivimos dentro de una sociedad, quizás eso pueda acabar por dejarnos al margen de ella.

Obviamente estas dos posturas serían totalmente opuestas y radicales, por lo que no me parecía muy sano optar por ninguna de ellas. Creo que las cosas no son ni blancas ni negras, y que debemos de estar abiertos a un gris mucho más amplio y con diversos matices. Lo ideal en mi opinión, sería poner en la mesa todo aquello que nosotros queremos y también todo lo que los demás nos dicen. Y luego como si de un escritorio se tratase, iríamos ordenando y viendo lo que nos sirve y lo que no. Y hecho esto, puede que ya estuviéramos listos para decidir. Digo puede, porque tal vez sólo poner razones sobre la mesa no sea lo único que nos vale para decidirnos.

A veces incluso disponiéndolo todo, puede que no lo tengamos claro. Podemos estar casi seguros de que es lo que más nos conviene, pero a lo mejor eso tampoco es suficiente. Necesitamos el riesgo, el impulso para tomar la decisión y arriesgarse a lo que venga. No es seguro que vayamos a acertar, pero tampoco lo sabremos si no lo hacemos. Y creo que esto suele ser lo que más cuesta...Algunas de las razones puede estar claras, que tememos equivocarnos, que nos da miedo que vayamos a pasarlo mal, que puedo perder la comodidad en la que vivo...E incluso que muchas veces no nos arriesgamos por no ir "a contracorriente".
Debido a nuestra condición de humanos, necesitamos relacionarnos con los demás, pero en ocasiones llegamos al punto de querer ser todos "iguales", de no salirnos de lo socialmente establecido y aprobado. Aficiones: "Me gusta escuchar música, salir con mis amigos..." parece la respuesta habitual a qué te gusta hacer, por decir un ejemplo. Y...¿Acaso así podrá saber alguien algo de ti que te sea "propio"? O lo mítico de tal día hay que salir, porque si te quedas en casa o decides hacer otra cosa, es como raro. Digamos que creo que nos cuesta salir de lo normal, probar lo nuevo, pero tal vez no lo nuevo que hace todo el mundo, porque ahí como que seguiríamos el recorrido establecido como normal.

Porque creo que lo bonito de la vida son esas cosas diferentes, eso que te arriesgas a hacer a pesar de ir "a contracorriente". Y eso no quiere decir que vayas a estar solo, sino que tal vez encuentres a otros que van en dirección contraria igual que tú, que te acompañarán en tu camino. Y entonces te darás cuenta que ninguna dirección es la correcta...
Detrás del lobo...
09 feb. 2014
A principios de año, mencioné en la primera entrada un libro que narraba la historia de un caballero que llevaba una armadura. No podía quitársela, pues estaba demasiado aferrada a él debido a que nunca se la quitaba. Respecto a esto, llevo un tiempo pensando en esto de las armaduras, como esa especie de "máscaras" que llevamos, algunas puede que sólo las pongamos a veces y otras puede que estén tan aferradas a nosotros como la armadura del caballero del cuento.

Incluso no siendo carnavales todavía nos las ponemos, y al igual que en estas fiestas, para ir de algo que no somos. Normalmente cuando nos disfrazamos, queremos ir o lo más original posible, o lo más irreconocible posible, pero que se note siempre que vamos de otro "personaje" o de otro tipo de persona. Sino qué sentido tendría...Pero el caso es que en carnavales es tradición hacer eso, puede que aprovechemos también alguna ocasión más fuera de estas fiestas, por el motivo que sea, pero lo claro es que siempre nos vestimos de "otro".

Como cualquier otra armadura, parece que pensamos que eso nos protegerá de lo que hay fuera, de los demás. Sin embargo, creo que en el fondo, intentamos protegernos de nosotros mismos y de lo que creemos que somos. A veces por influencia de lo que viene del exterior, opiniones, críticas, sugerencias, consejitos..., podemos llegar a considerar que hay algo malo en nosotros, y de ahí puede surgir una nueva máscara, de intentar tapar o esconder aquello que a los demás (que no a todo el mundo, puede que sólo a aquellos de los que recibiste esa información) no les gusta de nosotros.
También podemos esconder bajo máscaras algo que nos duele, que nos hace sufrir, pero que preferimos meter como en un cajón para evitar el dolor que nos produce enfrentarnos a él. Puede que a veces intente resurgir pero no pasa nada, ponemos otra máscara y luego otra y otra...Llegará un punto que a lo mejor no sintamos el dolor, pero que ya no sepamos bien ni quienes somos. Y eso sí que puede llegar a afectarnos, en nuestra relación con los demás. Como le pasó al caballero de la armadura, se dió cuenta al decirle su mujer que si no se la quitaba lo dejaría, que perdería mucho más si no se enfrentaba a lo que realmente era y seguía con su armadura. La armadura que llevaba es posible que le facilitara cosas en ciertos momentos, incluso que pudiera ser admirado por ser un hombre fuerte que rescataba princesas y luchaba contra dragones. Pero en esa apariencia de fuerte caballero, se escondía un hombre con sus miedos, con sus dudas y con sus necesidades.

Porque a veces pretender ser el fuerte, puede que beneficie a los demás a los que seguramente aportes seguridad, pero en mi opinión eso está bien siempre y cuando no sea a costa de lo que uno pueda sentir. Porque las armaduras o las máscaras pueden pesar cuantas más quieras ponerte encima, hasta que llegue un momento que no puedas con ellas. Y ahí puede que tú solo no puedas quitártelas, pero sí pedir a alguien que te ayude, no a cargar con ellas, sino a ir poco a poco dejándolas atrás para seguir tu camino.

Entonces tal vez reconozcamos a la "ovejita" que se esconde detrás del lobo, un lobo que a veces puede ser fiero y peleón. Y no por ser la ovejita más frágil o débil, sino porque sea de verdad lo que es y no se vista de lobo...




Hakuna matata
03 feb. 2014
No podía acabar esta semana sin escribir sobre esta frase tan de película de dibujos, pero a la vez tan aplicable en la vida de cualquiera de nosotros. Para quien no la conozca o quiera recordarla, dejo el vídeo sacado de la película, porque tampoco los diálogos tienen desperdicio, incluso para reirse un rato.




Como dice la canción, "Hakuna matata" significa "no te angusties"...Fácil de decir a veces, pero mira que nos cuesta aplicarlo. Sin embargo, creo que la cuestión no sería si es fácil o difícil, sino que el hecho de intentarlo ya puede decir mucho y si nos lo planteamos quizás podamos aprender a ver la vida de otra manera.

Nos habla de "vive y deja vivir", vamos que vivas tu vida y no la de los demás. Porque últimamente parece que meterse en la vida de los demás es como algo normal, como que tienes el derecho de decir lo que quieras sobre alguien y opinar cuando te apetezca sin que nadie te pida tu opinión. Es cierto que nadie te prohíbe hacerlo, no hay nada que te lo impida, pero creo que es mejor mirar primero lo de cada uno, y luego "si te lo piden" podrás ayudar a los demás.

Respecto a lo de "ningún problema debe hacerte sufrir", me parece un poco relativo. Pienso que depende del "problema". Pero eso tampoco quiere decir que debamos prolongar ese sufrimiento más de lo normal, o que no podamos en ocasiones intentar ponerle remedio o afrontar lo que haya que afrontar para superarlo.

Por último, en la película dicen algo así como "sin reglas ni responsabilidades", y me parece importante esta parte. No creo que el Hakuna matata signifique un simple "a vivir y yo paso de todo"...Quiero decir, que sí tiene que haber ciertas reglas y responsabilidades. Creo que no es que por pensar así, no vaya a dejar de haber problemas, o miedos o dudas, o que te vayas a dejar de preocupar. Eso sería más bien vivir lo como suele decirse "en el mundo de yupi".

Otra cosa es que decidas, "hakuna matateando", que puedes conseguir lo que te propongas, que por muy mal que a veces te sientas el día siguiente será un nuevo día, que te ocupes de lo que te hace feliz y de hacer felices a los demás sin preocuparte por lo que nadie pueda decir de ti (tal vez, sólo teniéndolo en cuenta si te puede servir para mejorarte) y que por muy oscuras y díficiles te resulten a veces las cosas intentes afrontarlas con la mejor arma de todas, que es la mejor de las sonrisas.

Y sobretodo que "vive y sé feliz"...=)

El efecto bola de nieve...
27 ene. 2014
Miedos, dudas, frustraciones, malentendidos, manías...Es curioso lo mucho que llegan a afectarnos este tipo de cosas en nuestra relación con los demás y la poca importancia que a veces le damos al origen de esas cosas, llenando de adornos y detalles el problema.

Porque creo que lo importante no es el problema, eso es sólo el resultado de una necesidad que no tenemos cubierta. Necesitamos algo, no lo tenemos, no sabemos cómo conseguirlo, entonces...problema. No digo que haya que evitar llegar al problema, a lo mejor no nos damos cuenta de "eso que nos falta" antes de que surja el problema, pero sí podemos no hacer de nuestro problema una bola de nieve. No llenarlo de más y más problemas sobre el de inicio. Vale más solucionar uno solo a tiempo, que una bola de nieve donde ya no sepas donde empieza uno y acaba el otro.


Pienso que vale la pena pararse, y buscar el origen. Conocerme, aceptarme y entonces, buscar solución al problema en la medida que dependa de mí. Tal vez la solución entonces pueda surgir, incluso aunque no nos guste la respuesta. A veces es perdonar, cosa que suele costarnos un montón, perdonar a alguien. Pero también puede ser que nos tengamos que perdonar a nosotros mismos, que puede ser todavía algo más difícil, porque no siempre nos damos cuenta que es ahí a donde debemos llegar.

Respecto a lo de perdonar, no es solamente que nos pueda resultar difícil, sino que parece que no nos interesa hacerlo. ¿Para qué lo voy a hacer si así estoy tranquilo, paso del tema y ya está? La culpa a lo mejor es de otro, y entonces mejor pues le odio y ya está. ¿Que me hace la vida imposible? Yo más y yo más...y yo más...y volvemos a la bola de nieve. Puede que no veamos la solución, pero eso no significa que no la tenga. Si no lo intentamos y nos basamos en el rencor, ¿cómo vamos a saberlo? Puede ser cosa mía, del otro o de los dos, pero tendríamos que averiguar cuál de ellas es la de verdad, no la que nosotros nos formamos de primeras, sin pararnos a ser objetivos. Y si la solución está en el otro y no podemos hacer nada, pues supongo que ahí no queda otra que intentar comprender y aceptar lo que ese otro nos hizo. Puede que no sea algo aceptable para lo que nosotros pensamos y nuestros valores, y en definitiva, lo que somos, nos está diciendo. Pero si llegamos a entender que el otro es algo más que eso que hizo, tal vez podamos dejarlo ir.

Porque el odio y el rencor, y dejarnos llevar por nuestros miedos, dudas, frustraciones y manías, sólo nos lleva a estar tristes, aunque supuestamente "pasemos de todo"...Os dejo un cuento que leí hoy que simboliza muy bien esto...Amarillas noches =)

Cuento: Jorge Bucay"En un reino encantado donde los hombres nunca pueden llegar, o quizás donde los hombres transitan eternamente sin darse cuenta… En un reino mágico, donde las cosas no tangibles, se vuelven concretas…

Había una vez…
Un estanque maravilloso.
Era una laguna de agua cristalina y pura donde nadaban peces de todos los colores existentes y donde todas las tonalidades del verde se reflejaban permanentemente…
Hasta ese estanque mágico y transparente se acercaron a bañarse haciéndose mutua compañía, la tristeza y la furia.

Las dos se quitaron sus vestimentas y desnudas, las dos, entraron al estanque.
La furia, apurada (como siempre está la furia), urgida -sin saber por qué- se baño rápidamente y más rápidamente aún salió del agua…

Pero la furia es ciega, o por lo menos, no distingue claramente la realidad, así que desnuda y apurada, se puso, al salir, la primera ropa que encontró…

Y sucedió que esa ropa no era la suya, sino la de la tristeza…

Y así vestida de tristeza, la furia se fue.

Muy calma, y muy serena, dispuesta como siempre, a quedarse en el lugar donde está, la tristeza terminó su baño y sin ningún apuro (o mejor dicho sin conciencia del paso del tiempo), con pereza y lentamente, salió del estanque.

En la orilla encontró que su ropa ya no estaba.

Como todos sabemos, si hay algo que a la tristeza no le gusta es quedar al desnudo, así que se puso la única ropa que había junto al estanque, la ropa de la furia.

Cuentan que desde entonces, muchas veces uno se encuentra con la furia, ciega, cruel, terrible y enfadada, pero si nos damos el tiempo de mirar bien, encontramos que esta furia que vemos, es sólo un disfraz, y que detrás del disfraz de la furia, en realidad… está escondida la tristeza."
A mí no me lo preguntes...
19 ene. 2014
Muchas veces creemos saber ya las respuestas a todo, que tenemos las cosas claras y que así será por mucho tiempo...Pero no siempre es tan fácil. De repente un día la vida viene y te cambia las preguntas.

Hablo de todos aquellos propósitos que nos hacemos, de voy a ser esto y voy a hacer esto otro y ya podré acomodarme y tener la vida solucionada. También no sólo de propósitos, a veces creemos que todas esas personas que están ahora en mi vida y me hacen feliz, lo estarán para siempre, por siempre y a pesar de todo. Con esto tampoco pretendo decir que con algunas no sera así, pero desde luego no con todas.

Respecto a lo de los propósitos, a lo que podemos también llamar "nuestros sueños" o "nuestras metas" o incluso "aquello por lo que vivimos", creo por supuesto que es algo necesario, algo en lo que debemos creer porque es lo que nos hace ser lo que somos. Sin embargo, puede que no siempre suceda como imagináramos, lo cual tampoco quiere decir que nos vaya a disgustar, porque incluso puede ser mejor que lo imaginado. Tal vez queríamos ser una cosa, y cuando llega el momento te planteas otra que puede resultarte mejor que la anterior. Porque nosotros cambiamos y con ellos van cambiando nuestros sueños, pero conservando la esencia de lo que eres, cambiarán las formas o los planteamientos, sin embargo habrá algo en nosotros que nos diferencia del resto y que al fin y al cabo es lo que somos.

Parecido, aunque en mi opinión algo más complicado por aquello de que influyen los sentimientos no sólo tuyos sino de otros, está el tema de las relaciones. Sean de pareja, amistad, incluso familiar. Cuando somos felices al lado de alguien, nos surge ese sentimiento de que no queremos que se acabe nunca, que ojalá todo fuera así para siempre. ¿Pero realmente podemos conservar todo tal cual está? ¿Tener todos los amigos que ahora tengo por y para siempre? Firmemente creo que no, al menos no todos desde luego.

Aquí es donde me gustaría recordar algo que alguien importante me dijo una vez: "No podemos tener muchos amigos, porque entonces no tendríamos tiempo para dedicárselo a todos como se merecen." Y esto es algo que llevo creyendo mucho tiempo, porque para mí es cierto. Como suele decirse, amigos "amigos" hay pocos, y son esos los que tal vez cumplen mejor el "para siempre". Pero...¿Y todas aquellas personas que nos hacen felices al menos en alguno momento de nuestras vidas? ¿Ya no cuentan?

Pues sí, cuentan, y mucho a veces. Porque aunque el final no sea el esperado algunas veces, lo pasado con esa persona seguirá estando ahí. Porque forma parte de lo que tú eres ahora. Seguramente hasta hizo que cambiaras para hacerte incluso mejor de lo que eras. Porque aunque ya no esté contigo ahora mismo, no tiene por qué decir que no vuelva a estarlo más tarde. Y si no está más tarde tampoco, no podrás olvidar todo lo que te aportó. Porque quién ahora es importante, mañana puede pasar más desapercibido, por falta de encuentro, por dejadez, o simplemente porque luego no esté entre esas personas que debes cuidar en ese momento.

Como final de esta entrada quiero dar las gracias a esas personas que formaron parte de mi vida en algún momento, que me hicieron ser mejor. También a las que estuvieron y siguen estando, aunque a veces sea difícil cuidar esa permanencia, pero sabes que estarán ahí cuando lo necesites. Me gustaría también dar las gracias a esas personas que entraron en mi vida como de repente, personas de las que no esperaba que me pudieran llegar a aportar tanto, de esas que cuando menos lo esperas aparece un encuentro sincero y una complicidad que no imaginaba en este momento. "Amarillas" gracias...

Quiero que la vida me siga cambiando las preguntas...
"Soy el héroe de mi destino, el capitán de mi alma..."
12 ene. 2014
Empiezo de nuevo, después de tanto tiempo, a escribir por "estos lares". No sé si es esto del Año Nuevo que parece que siempre invita a que nos hagamos propósitos y nos pongamos retos nuevos. Tal vez a un "empujoncillo" recibido de alguien con cierto "color" llamativo...

Muchas veces pensamos que nos falta una posible inspiración para hacer lo que queremos, que siempre habrá algo en contra que nos impide hacerlo o simplemente que no podremos por ser como somos.
Sin embargo, basta con una llama, un toque de algún modo mágico, para que nos decidamos. El caso es, ¿Y de dónde viene eso que nos falta?
Creo que debemos buscarlo dentro de nosotros...Puede que no queramos hacerlo porque nos dé miedo lo que nos vayamos a encontrar, pero no será más que encontrarnos a nosotros mismos y aceptar y querer lo que somos. Si conseguimos eso, nos llevará a aceptar nuestros valores y también nuestros defectos, todo aquello que no nos guste de nosotros. En consecuencia, podremos cambiarlo si creemos que es lo mejor, o simplemente aceptar que siendo así soy feliz y que acepto cualquier consecuencia que derive de eso que soy. Es decir, que confío en mí.

Confiar en uno mismo, como yo lo veo, no es otra cosa que saber quién uno es, y saber utilizar mis recursos. Saber lo que hago bien, lo que me gusta, lo que soy, y creérmelo para poder potenciarlo y aplicarlo a mi vida. Si consigo eso, tal vez requiera esfuerzo, el esfuerzo de enfrentarme a todo eso y descubrir lo mejor de mi mismo. A veces no entiendo por qué nos da miedo eso, si al final nos hace mejores y mejora nuestra relación con nosotros mismos, para después que sea mejor con los demás.

Todo esto, me recuerda a un libro que leí hace un tiempo, que hablaba de un caballero de armadura oxidada... Este caballero pensaba que era feliz, rescatando y defendiendo a quien estuviera en apuros, hasta el punto de incluso alardear sobre esa fama que tenía. Sin embargo, tenía algo por lo que destacaba, pero que a la vez le impedía relacionarse con los que más quería, su armadura. Tras petición de su mujer, intentó quitársela, pero llevaba tanto tiempo con ella que ya no le sería tan fácil hacerlo. Y así es como comenzó un camino, uno que le llevaría a enfrentarse consigo mismo, pues esa sería la única manera de deshacerse de su armadura...

Creo que todos en algún momento tenemos puesta una armadura, algo que muchas veces no queremos ver ni aceptar, pero que cuando lo hacemos nos permite ver las cosas de otra manera, con más perspectiva. Si aceptamos lo que somos y confiamos en nosotros mismos, podrán decirnos mil críticas o ponernos mil objeciones, cosas que podremos tener en cuenta, pero sin que lleguen a "perturbarnos".

Y porque como dice una frase que Mandela recordaba en su celda, "Soy el héroe de mi destino, el capitán de mi alma"....

Podemos necesitar la ayuda de alguien para iniciar el camino, como el caballero de la armadura oxidada, pero el resultado y lo que queramos conseguir depende de nosotros mismos...

"Magia es saltar sin mirar, es caer, y volver a empezar." (Rosana)

Te quiero (I)
09 oct. 2012
Durante esta semana y la que viene, me gustaría ahondar en un maravilloso tema, a la par que confuso en ocasiones, como es el amor. Pero no "amor" del que se tiene en una pareja, sino de lo que significa querer a alguien como algo más general, desde el amor a los padres o hermanos o hijos, al amor a los amigos o a la pareja.
Para ello, me apoyaré en palabras ya escritas por otros autores, que ayudarán a definir un poco lo que aquí se pretende.
¿Y qué es eso que entendemos por "amor"? Para empezar, decir que es una palabra que muchos usamos, aunque le solemos dar diferentes matices a su significado según la situación, la persona o simplemente las ideas que nosotros mismos tenemos sobre lo que significa o lo que nos gustaría que significase.
Definir este tipo de cuestiones nos puede ayudar a tener claro de lo que estamos hablando y de lo que no queremos decir con eso de "Te quiero".

"No hablo, por ejemplo, de estar enamorado cuando hablo de amor.
No hablo de sexo cuando hablo de amor.
No hablo de emociones que sólo existen en los libros.
No hablo de placeres reservados para los exquisitos.
No hablo de grandes cosas.

Hablo de una emoción capaz de ser vivida por cualquiera.
Hablo de sentimientos simples y verdaderos.
Hablo de vivencias trascendentes, pero no sobrehumanas.
Hablo del amor como la capacidad de querer mucho a alguien."

Dicho esto, podemos detenernos a pensar: ¿Qué estamos diciendo cuando decimos "Te quiero"? o ¿Qué nos dice quien nos confiesa ese sentimiento?
Cuando queremos a alguien sentimos que nos importa esa persona, que nos interesa su bienestar. Nada más y nada menos. Me doy cuenta de la importancia que tiene para mí lo que hace, lo que le gusta y lo que le duele.
Por eso, y aquí viene la "parte mala", mucho no te quieren aquellos a quienes no les importa demasiado tu vida, aunque te estén diciendo a cada rato lo mucho que te quieren. Igual que darse cuenta de que aún te quieren aquellos que viven pendientes de ti y de lo que te sucede, aunque vayan diciendo que dejaron de quererte o que nunca lo hicieron.

En definitiva, que si quieres a alguien, simplemente te importa lo que le pasa, y si no es así, mucho no lo quieres. Pero tampoco es que sea algo "malo", simplemente es algo real que no depende ni de ti ni del otro.

Otra cosa que también es cierta es que no queremos a todos con la misma intensidad. No vale de nada esforzarse en que "debes" querer a alguien más de lo que lo quieres, pues no queremos a todos con el mismo sentimiento y de la misma manera. A unos tal vez los querremos más, lo cual no es sólo normal, sino que es saludable. De todas formas, en ocasiones también pasa que dedicamos más tiempo a aquellos que no nos importan tanto (bien sea por negocios o por querer tener más cierto "estatus social") que a los que queremos de verdad. A veces pasamos el tiempo intentando agradar a alguien o intentando que esos que no nos quieren tanto lo hagan, en vez de fijarnos realmente en aquel que nos está queriendo y al que también queremos. Como dice Bucay, del que "pillo" recortes para escribir esto, esto último dicho es una necedad, además de "El mejor ejemplo de nuestra peor locura".

Este tipo de cuestiones pueden parecer así expresadas lo que se suele decir "una ida de olla", pero no creo que en algún momento no haya momentos en los pensemos en quién me quiere y quién no, o a quién quiero y a quién no.

Intentemos poner en orden, si no lo tenemos ya, nuestros "Te quiero", pero convirtiendo esos 

"Te quiero porque debo quererte..."
"Te quiero porque me conviene quererte..."
"Te quiero porque no quiero estar solo..."
"Te quiero porque necesito cosas que tú me puedes proporcionar..."
"Te quiero porque antes te quería..."

en "Te quiero de verdad, porque sí me importa lo que te pasa".

La suerte de mi vida...
04 oct. 2012
"Llega alguien a tu vida que lo desordena todo y te enseña que lo mejor está por venir...
Renueva tu mirada y recuperas esa vieja sensación de poder vivir por primera vez incluso cosas que has vivido tantas y tantas veces... 
Cada estación es la primera, porque la pasas a su lado...
Cada paisaje es otro, porque esa persona nos llena con su mirada...
Y el mundo es único y maravilloso, porque esa persona lo habita...
Y entonces entiendes por qué al presente, se le llama presente, porque un regalo maravilloso que alguien no puede desperdiciar teniendo miedo al miedo...


...Porque tengo la suerte de poder vivir la oportunidad de aprender todo lo que quizá con el tiempo desaprendimos de mala manera..."


"Quise escribirte una canción para enseñarte a vivir, eres un recién llegado y yo ya soy tu aprendiz."
Llegaremos a tiempo
27 sept. 2012
Llevo unos días pensando en un tema creo que bastante presente en la vida de todos. El tiempo.
No entendido como el tiempo que nos queda o el tiempo que desaprovechamos, sino el cómo lo usamos o dejamos de usar. Ese tiempo en el que esperamos o en el que en otras ocasiones, desesperamos.


Unas veces queremos que pase rápidamente y otras que sea el momento más largo posible. En ocasiones, nos preocupamos más por lo insignificante y le dedicamos gran parte de nuestro tiempo a ello. Dejamos "para mañana"  cosas que tal vez no deberíamos posponer tanto. Puede que sea porque a veces tenemos miedo a enfrentarnos a ellas y nos falta ese puntillo de decisión, o bien porque nos dejamos "absorber" por ese tiempo y hacemos como que no pasa nada, que ya se solucionará...
Sin embargo, a la larga eso va quedando ahí, y puede que acabemos llegando tarde a eso que importa.
Por eso, creo que es importante vencer esos miedos, esas inseguridades...y no ir "sobreviviendo", sino viviendo ese tiempo, aunque en muchas ocasiones resulte difícil y lleguemos a "sobrevivir" durante un tiempo.
Para que me entendáis mejor, os pongo una canción de una artista, que como muchos sabréis, es bastante recurrente en mi vida... Porque "llegaremos a tiempo" a lo que importa si no nos rendimos...


Si te arrancan al niño, que llevamos por dentro,
Si te quitan la teta y te cambian de cuento
No te tragues la pena, porque no estamos muertos
Llegaremos a tiempo, llegaremos a tiempo.

Si te anclaran las alas, en el muelle del viento
Yo te espero un segundo en la orilla del tiempo
Llegarás cuando vayas más allá del intento
Llegaremos a tiempo, llegaremos a tiempo

Si te abrazan las paredes desabrocha el corazón
No permitas que te anuden la respiración
No te quedes aguardando a que pinte la ocasión
Que la vida son dos trazos y un borrón.

Tengo miedo que se rompa la esperanza
Que la libertad se quede sin alas
Tengo miedo que haya un día sin mañana
Tengo miedo de que el miedo, te eche un pulso y pueda más
No te rindas no te sientes a esperar.

Si robaran el mapa del país de los sueños
Siempre queda el camino que te late por dentro
Si te caes te levantas, si te arrimas te espero
Llegaremos a tiempo, llegaremos a tiempo.

Mejor lento que parado, desabrocha el corazón
No permitas que te anuden la imaginación
No te quedes aguardando a que pinte la ocasión
Que la vida son dos trazos y un borrón.

Tengo miedo que se rompa la esperanza...

Sólo pueden contigo, si te acabas rindiendo
Si disparan por fuera y te matan por dentro
Llegarás cuando vayas, más allá del intento
Llegaremos a tiempo, llegaremos a tiempo.

Sólo pueden contigo, si te acabas rindiendo...

Además de esto, esas veces en las que decía que " esperamos", esperamos que la gente nos quiera, que nos abracen, que nos digan lo que queremos oír, que nos ayuden, que nos reconozcan, que nos escuchen...Pero eso también debe empezar por nosotros mismos: queriendo, abrazando, ayudando...y al fin y a cabo,dando.
Dando no sólo lo que nos sobre, sino dándolo todo, lo mejor que somos. Porque recibiremos seguramente mucho más de lo esperado. 
Y a veces, al recibir ese más de lo esperado, acabaremos "desesperando" (para bien, me refiero a echar de menos eso que recibimos), mientras esperamos de nuevo volver a ese momento... y vuelta a empezar...
Pero no "desesperéis", que eso es el tiempo y la vida y las personas que nos rodean, algo maravilloso.


"En cuanto a mí, sigo creyendo en el paraíso. Sin embargo ahora sé que no se trata de ningún lugar concreto. Lo importante no es a donde vas, sino cómo te sientes en el momento en que llegas a formar parte de algo. Y si encuentras ese momento, es para siempre." (La playa, película)